El cementerio

 Este día quedó marcado en mi memoria como el más misterioso, yo era un chico joven sin experiencia en lo paranormal, por decirlo de alguna forma, los únicos fantasmas que había visto eran los que salían en la televisión.
Todo empieza el momento en que levanté, sentí un escalofrío nada más salir de la cama,  hacía un frio terrible, y los cristales de las ventanas estaban totalmente empañados, aunque todo esto era lo habitual debido a que era invierno.

Mi madre ya me había preparado el desayunó, todavía puedo recordar aquellas tostadas, enormes rebanadas de pan  recién tostado, era  lo que desayunaba todas las mañanas. Ella era una gran devota católica, era difícil que el domingo no fuera a misa, e imposible que se le olvidara bendecir la mesa.

Aquel era el día de difuntos así que me tocaba ir de noche al cementerio, para poner velas y rezar con mi madre a nuestra difunta abuela, básicamente como todos los años, esto quería decir que me esperaban unas insoportables horas de aburrimiento.

Una vez allí nos  dirigimos hacia donde estaba enterrada mi abuela, o lo que quedaba de ella, era un sitio un tanto inhóspito donde a los arboles no les crecían las hojas, tal y como en las películas de terror donde se suelen posar los cuervos, poca gente había por aquella parte de el cementerio.

En un descanso que tuve, cuando mi madre fue a por las flores, observé a un hombre con un ánimo triste, de pelo rubio, que andaba en dirección a la salida, justo al pasar  por mi lado, me saludó y me preguntó la hora, aquel hombre parecía amable, aunque vestía un tanto desfasado para esta época se paró a preguntar por mi difunta abuela, me contó que él había perdido a su hijo en un accidente de coche, el pequeño y su mujer murieron, fue todo muy trágico. Se despidió y se marchó
.
En breve apareció mi madre con un montón de flores para difuntos, no sé si os pasa a vosotros pero siempre que entro en una floristería y huelo a flores viene a mi cabeza el olor fúnebre que me recuerda al cementerio.
Entonces apareció la vecina, está científicamente comprobado que mi vecina tiene todos los temas de conversación existentes dentro de su cabeza y que junto a mi madre es una mezcla explosiva, así que decidí observar un poco más aquel lugar.

En los escalones de arriba paseaban una madre y un hijo, también de aspecto triste posiblemente por la pérdida de cualquier otro familiar.

Al cabo de un rato mi madre le dijo a la vecina que si se había enterado de el horrible accidente de coche que había tenido una familia, a lo que la vecina dijo que si, por lo visto habían muerto todos.
Mi madre como es tan cotilla fue a mirar un par de escalones más arriba aquellos nichos conjuntos, y ¿a que no adivinan cual fue mi sorpresa?, aquellas personas de las fotos habían pasado por la calle del cementerio de arriba, es más el padre me había preguntado la hora, lástima que en ese preciso instante no llevaba un reloj.