La ventana


Dormía plácidamente hasta que ese maldito sonido me despertó, el sonido de la puerta de mi cuarto que sorprendentemente estaba abierta.

Me levanté y me dispuse a cerrarla, pero en aquel momento no pude despegar la mirada de mi ventana y su paisaje nocturno, vivía cerca de una montaña en un pueblecito pequeño.

Pequeñas casas al fondo que se fundían con la oscuridad de aquellos arboles picudos de ramas verdosas y, entre los arboles algún que otro sendero que se divisaba por culpa de una tenue luz perdida, En la cima del monte se encontraba una antigua casa, la gente que viajaba hasta aquí solía ir a visitarla.

Un escalofrió me hizo cerrar aquella lúgubre ventana sumergida en la oscuridad.
De repente me acordé del motivo real por el cual me levanté pero la puerta ya estaba cerrada.